martes, 3 de mayo de 2011

MÉTODOS DE ALIVIO DE DOLOR: HIDROTERAPIA


La utilización del agua caliente durante la dilatación ayuda a la mujer a la relajarse, reduce la ansiedad estimulando la producción de endorfinas, también ayuda a que llegue mejor la sangre al útero, disminuye el tiempo de dilatación, y aumenta la sensación de control del dolor y la satisfacción.
Numerosos estudios avalan el uso del agua como método de alivio de dolor no farmacológico puesto que de forma estadísticamente significativa disminuye el uso de analgesia epidural durante el periodo de dilatación sin efectos adversos en la duración del trabajo de parto, en la tasa de partos quirúrgicos y en el bienestar neonatal.
Durante la inmersión la mujer experimenta una profunda regresión que la aísla del mundo. Y es aquí cuando tanto la matrona como el acompañante no deben interferir. El apoyo emocional es mejor hacerlo a través del contacto, evitando explicaciones, preguntas, palabras o miradas directas a los ojos.
Cuando llega el momento del expulsivo muchas mujeres de repente quieren salir del agua. Al cambiar de un ambiente cálido a uno más frío las ganas de empujar se suelen hacer muy intensas, siendo los pujos muy eficaces. Sin embargo hay mujeres que pese a no tener pensado tener el bebé en el agua el expulsivo se produce rápidamente en el agua. No pasa nada. El recién nacido está adaptado a la inmersión y entra en un medio que le resulta familiar.

RECOMENDACIONES

1. No se debe desestimar el uso de un baño de agua caliente como factor favorecedor del trabajo del parto. Es también evidente su efecto inmediato de alivio del dolor.
2. La temperatura del agua debe mantenerse a 37 ºC o menos, pero sin que dé sensación de frescor. Una temperatura más alta podría producir alteraciones fisiológicas.
3. Es recomendable una bañera grande, que ofrezca comodidad, y profunda, para potenciar el efecto fisiológico.
4. El momento más favorable para iniciar el baño son los 5 cm de dilatación, al menos.
5. Es previsible una disminución de la eficacia en el trabajo de parto, cuando la mujer permanece en el agua mucho tiempo.
6. El nacimiento en el agua no debe ser un objetivo. El lugar del nacimiento del bebé es instintivo y un poco casual. No obstante, sucede con cierta frecuencia y no supone ningún problema. Se ha constatado la existencia del “reflejo de buceo” en el periodo neonatal.
10. Es recomendable efectuar la expulsión de la placenta fuera del agua para evitar la posibilidad, aunque teórica, de una embolia (hasta el momento no se ha registrado ningún caso). Si el alumbramiento se produce en el agua, conviene salir de la bañera poco después.
11. La temperatura de la habitación debe ser cálida para que no haya grandes contrastes de temperatura. Hay que mantener al bebé en contacto con el agua caliente y secarlo en cuanto salga al aire.
12. Las mujeres que usen el agua caliente durante el parto no deben tener problemas obstétricos conocidos o previsibles. El embarazo debe ser de al menos 37 semanas.
13. Se puede usar un tamiz o colador para mantener limpia el agua; la cloración es suficiente para evitar infecciones. La rotura de membranas amnióticas no contraindica el uso del agua.
14. No hay que intentar prolongar la inmersión del bebé después del nacimiento, pues aunque el cordón umbilical tenga latido y el bebé no corra riesgo, el recién nacido necesita calor humano, los brazos de su madre y su conexión sensorial y emocional.

  • Iniciativa Parto Normal. Técnicas complemetarias para el alivio del dolor en el parto. Federación de Asociaciones de Matronas de España.
  • Grupo Aquario. Experimentar un instinto “El agua en el parto”

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